La chica de al lado

sábado, 26 de septiembre de 2015

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Ayer, mientras cenaba en la terraza de un bar, escuché a una chica que hablaba con una amiga, las cuales estaban sentadas en la mesa de al lado, su conversación no tenía desperdicio, y no por la profundidad de sus temas, sino por las afirmaciones que lanzaban, una de ellas se quejaba porque una vecina le había dicho que maquillada valía más, sus quejas no iban en dirección de cuestionar su valía, sino que ella se sentía ofendida porque esta persona cuestionaba su belleza, y es que, según exponía, valía y belleza son sinónimos para ella, y yo, inmersa en mi mundo, donde por fin he conseguido alejarme de todas esas sandeces, de repente me dí cuenta que el mundo que gira y danza a mi alrededor sigue estancado y no se mueve, no crece, no despierta, no quiere levantarse para denunciar tal barbaridad, no creo que sea casualidad que valía, belleza y mujer coincidan en la misma oración. No se dan cuenta que son términos diferentes, complejos y muy idiosincráticos, la belleza... ¿Qué es bello o no? ¿qué debe ser bello o no? ¿con qué instrumento podemos medir la belleza? Y chicas como esas, no se dan cuenta que la belleza no está en lo artificial, que la belleza es esfímera al igual que la juventud, que tenemos que envejecer y que la belleza es intrínseca a cada uno, que lo bello no está en la apariencia, que la belleza es un concepto que vamos a aprendiendo a medida que crecemos. 
Si echamos la vista atrás nos daremos cuenta que los cánones de belleza que se le "exige" a la mujer han cambiado a mayor velocidad si lo comparamos con el otro sexo. ¿Por qué? ¿Por qué lo viejo y gordo no puede ser bello? ¿Por qué las canas son bellas en el hombre, signo de madurez, y no es igual para la mujer? Seguimos limitadas por una sociedad que nos ha enseñado mal, somos víctimas de una sociedad que se lucra y enriquece de todos nuestros miedos, miedo a envejecer, miedo a pesar más de lo permitido, miedo a darnos cuenta que no valemos lo suficiente... ¿por qué nos disfrazamos todos los días para gustar? Creo que es la única forma de no conocernos nunca, de alejarnos de nosotras mismas, de ponerlo cada vez más difícil para oírnos, para saber lo que realmente queremos, lo que deseamos, ....

Una vez, alguien que pasó por mi vida me dijo una frase que me repito todos los días: la valía de una persona no está, ni deja de estar, no depende de nada, ni de nadie, una persona vale porque sí, por el simple hecho de ser persona.

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