Tenemos la mala costumbre de buscar culpables, siempre buscamos a alguien para responsabilizarlo de nuestros errores, de nuestras faltas, de nuestra ignorancia. Parece que si le echamos la culpa a alguien nos sentimos menos mal, el error ya no nos afecta tanto, total nosotros no podemos "mandar" sobre los demás, si el error depende de otro...
Cuando nos equivocamos, nos sentimos mal, y como sentirse mal no nos gusta, buscamos desesperadamente una razón, un motivo, externo a nosotros, para darle una explicación, no tan lógica como nos gustaría, pero una explicación.
Todo empieza desde muy pequeños, si nos detenemos por un instante y analizamos lo que nos decíamos a nosotros mismos cuando suspendíamos en el colegio, ¿quién tenía la culpa? La frase era "la profesora me ha suspendido", pero si ocurría lo contrario, ... el que aprobaba era yo, ¿no? ¿Lo recordáis?
Poco a poco hemos ido aprendiendo a responsabilizar a los demás de aquello que era nuestra responsabilidad. Por ejemplo, cuando una relación se acaba, en la mayoría de las ocasiones ambas personas integrantes de aquella relación buscan un motivo por el cual aquello terminó, la persona que es dejada responsabiliza a la otra de que: "no lo ha querido lo suficiente", "pedía mucho", "no le bastaba con lo que tenía", "siempre estaba de mal humor", "lo ha engañado", etcétera, etcétera, etcétera, y así infinidad de "excusas" para no darse cuenta que el motivo de la ruptura es muy simple "No funcionaba", así, simple, sin necesidad de buscar culpables, sin necesidad de condenar a nadie. Y cuando dos personas discuten, ¿qué ocurre?, están constantemente echándose el balón al tejado ajeno, y no para construir, sino para destruir, no buscan una solución, buscan liberarse de la culpa.
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