Hoy voy a hacer un comentario de la entrevista realizada al psiquiatra Allen Frances, la cual se titula: Un psiquiatra en pie de guerra. A continuación os dejo el enlace de la entrevista.
http://www.finanzas.com/xl-semanal/conocer/20140907/allen-frances-psiquiatra-guerra-7575.html
Espero que os haga reflexionar.
¿Consideras que en la actualidad la
psiquiatría está dominada por la industria
farmacéutica?
Considero que hoy en día, hay
demasiada difusión de fármacos. La población en general puede acceder muy
fácilmente a fármacos muy específicos, los cuales, en la mayoría de los casos,
generan dependencia en sus consumidores; que esto esté ligado a la psiquiatría
o no, se escapa de mi conocimiento, de lo que sí estoy segura es de que las
farmacéuticas están muy interesadas en esta filosofía que se da dentro de las
consultas de atención primaria o en las consultas específicas de psiquiatría.
Puede ser que los médicos de atención primaria y los psiquiatras manden
fármacos ante problemas de la vida cotidiana que no se solucionan con Prozac,
ante los cuales, el mejor antidepresivo no debe ser registrado por ninguna
empresa farmacéutica, ya que todo es cuestión de tiempo, el tiempo se encargará
de normalizar la situación. El sufrimiento que presenta la persona se
manifiesta en conductas necesarias para asumir y adaptarse al cambio que supone
esa situación para el individuo, los fármacos sólo se encargaran de “dormir” y
“callar” a dichos comportamientos, por lo que el sujeto no se adaptará nunca a
la nueva situación, convirtiéndose en un adicto de la química que le
proporciona el fármaco. Esto se agrava aún más, como dice Allen Frances en su
entrevista, cuando se hace un manual con las características que presenta el
DSM-5, donde nos encontramos patologías que pudieran estar presentes en la
mayoría de la población.
Ante esto podemos preguntarnos si las
farmacéuticas han estado detrás de la elaboración de dicho manual, ¿qué gana un
profesional de la mente patologizando conductas de la vida cotidiana?
Obviamente nada, a no ser que se esté aliado a la empresa farmacéutica que
comercializa el fármaco, en este caso ganaría mucho dinero. Pero, ¿dónde queda
la ética profesional?, e ignorando esta pregunta, debido a la deshumanización
que implica su respuesta, pasemos a otra cuestión, como bien dice Allen
Frances, ¿dónde queda la individualidad del individuo? Al querer homogeneizar
el comportamiento idiosincrático del mismo, estamos condenando a diagnosticar
enfermedades que realmente puedan no existir. Entonces nos encontramos ante un
manual que no hace una óptima discriminación entre la persona sana y la persona
enferma, si un psiquiatra se deja guiar por dicho manual para realizar un
diagnostico, y por consiguiente recetar un fármaco, puede llegar a crear una
dependencia a la sustancia química.
Resumiendo, hoy en día, los fármacos
están de moda, se han convertido en la panacea del siglo, en la mentalidad de
nuestros ciudadanos brilla la inmediatez, quieren acabar con el problema rápido
y pronto, y sin hacer muchos esfuerzos, por lo que las farmacéuticas están de
suerte, ya que esto se consigue a través de una pastilla. Otra opción sería,
incluir a los psicólogos y a sus terapias en las consultas de atención
primaria, a lo mejor, con escasas intervenciones consiguen ahorrar dinero tanto
al Estado como al individuo e indirectamente, ofrecen a éste más calidad de
vida, pero reitero simplemente es otra opción.
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