Qué pena da mirarte y verte vacío, lleno de complejos, pero vacío...
Presumes, hablas alto, juzgas, pero no das explicaciones, haces cuanto quieres y deseas sin preguntar, ni pedir opinión.
Más me merezco es tu canción preferida, pero en algún renglón olvidaste el estribillo:
"Algún día la vida decidirá por ti
y te dará tu merecido al fin"
Mientras, tú...
- habla alto cuando temas que no te oyen,
- enfádate cuando presientas que no te harán caso,
- da argumentos de cómo piensas cuando los demás te miren raro, no vaya a ser que te tomen por loco y tu cordura pase a formar parte de ellos,
- siéntete único y especial, superior a los que te oyen, para que éstos tengan clara quién es el sabio,
- no oigas sus opiniones, con las tuyas tienes suficiente,
- que no te hagan entrar en razón, así, tú, serás siempre original y tendrás algo que decir.
Pero lee atentamente esto:
Qué pena da mirarte y no ver en ti a lo más valioso del ser humano, porque... tú eres hombre, ¿verdad?
¿Dónde dejaste tu humanidad cuando decidiste ser uno de ellos? ¿Lloras, ríes, sueñas, amas y odias, no?
Por lo tanto, eres tan humano como yo.
Cuando te caes, ¿sangras?
Cuando te chillan, ¿te duele?
Cuando llueve, ¿te mojas?
Cuando amas, ¿te ilusionas?
Cuando duermes, ¿sueñas?
Al igual que tú haces todo eso, lo hacen los que están a tu alrededor, y te aseguro que su sangre es tan roja como la tuya y sus lágrimas tan cristalinas como las que tu derramas cuando te emocionas. A lo mejor no tendrán un perfume para cada día o una cuenta corriente con tantos dígitos como la tuya; seguramente no conozcan el significado de la palabra rabia, desesperación o humillación; pero te aseguro que la sienten cuando personas como tú, se sienten con derecho y más altos y poderosos que ellos.
Para todos los invisibles de la sociedad.
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